La cocina vietnamita es famosa por su ligereza, frescura y equilibrio de sabores. Se privilegia el uso de ingredientes frescos, como hierbas aromáticas, verduras, arroz, fideos, así como carnes magras y mariscos. Los platos suelen sazonarse con salsas como el nuoc mam (salsa de pescado), creando un equilibrio perfecto entre lo dulce, lo ácido, lo salado y lo picante.
El phở, una sopa de fideos aromática servida con carne de res o pollo, es uno de los platos emblemáticos de Vietnam. El bánh mì, un sándwich de baguette relleno de carne, verduras marinadas y hierbas frescas, es un imprescindible. Los gỏi cuốn (rollos de primavera) son otra especialidad, compuestos por camarones, verduras y fideos de arroz enrollados en una hoja de arroz, servidos con una salsa agridulce.
Los bún chả, un plato de cerdo asado con fideos de arroz, son populares en Hanoi, mientras que los platos del sur, como el bánh xèo (tortillas de arroz) o el canh chua (sopa agridulce de mariscos), aportan un toque dulce y aromático.
En cuanto a los postres, el chè, una mezcla dulce de frijoles, leche de coco y frutas, es muy apreciado. El cà phê sữa đá, un café helado dulce, también es un delicioso imprescindible.
La cocina vietnamita se caracteriza por su diversidad, sus sabores frescos y equilibrados, así como por la importancia de la convivialidad alrededor de la mesa.