La cocina francesa es una de las más renombradas del mundo, famosa por su riqueza, diversidad y refinamiento. Cada región tiene sus especialidades, pero algunos platos se han convertido en clásicos imprescindibles. Entre los más famosos se encuentran la baguette, símbolo de Francia, que a menudo se acompaña de queso y embutidos. Los croissants y el pain au chocolat son imprescindibles para el desayuno.
El coq au vin, un guiso de pollo cocido en vino tinto, es un plato tradicional. Las quiches (como la quiche lorraine) y las sopas, como la soupe à l’oignon (sopa de cebolla), también son populares. En Provenza, se encuentra la ratatouille, una mezcla de verduras cocinadas con aceite de oliva, mientras que en Bretaña, las crêpes (saladas o dulces) son una especialidad.
Los platos de carne, como el boeuf bourguignon (cocido lentamente en vino tinto), y el cassoulet, un guiso de frijoles y carnes, son platos emblemáticos de la gastronomía francesa. Los postres también son famosos, con clásicos como la tarte tatin, los éclairs y la crème brûlée.
La cocina francesa es la expresión de un arte de vivir, que combina productos locales de calidad, saber hacer culinario y el placer de la mesa.